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El dominio turco
Han sido muchas las invasiones y colonizaciones del territorio
balcánico. La extraordinaria civilización helénica fue fruto de la superposición
de diferentes pueblos. Pero fue tras el período helenístico de Alejandro
Magno y el romano, y durante el progresivo debilitamiento del Imperio
Bizantino, cuando la península recibió sucesivas oleadas de pueblos bárbaros,
como tártaros y, especialmente, eslavos, que llegaron hasta Grecia. Los
eslavos colonizaron casi todos los Balcanes en el siglo VII. Sólo en Albania
y Grecia3 perduraron de forma significativa las poblaciones anteriores al
dominio romano; los albaneses son en su mayor parte descendientes de los
ilirios. En cuanto a Bulgaria, la mayoría de la población procede de la
colonización tártara, si bien sus antepasados se eslavizaron, aceptando el
idioma y la cultura extrañas. Los países más homogéneamente eslavos, en esta
zona, son los que componían Yugoslavia (salvo Macedonia).
Los constantes enfrentamientos entre las numerosas monarquías
balcánicas, en la Edad Media, terminaron en la conquista turca. Los otomanos,
tras adueñarse de Bizancio en 1453, se apoderaron de casi todos los Balcanes.
La excepción es Eslovenia (que en 1814 cayó en manos de Austria). En cuanto a
Croacia, siglo y medio después fue anexionada por los Habsburgo (la dinastía
de Austria, y posteriormente de Austria-Hungría).
Esta circunstancia creó una separación entre los croatas y los
eslovenos, por un lado, y los serbios y montenegrinos, por otro, hasta
entonces unidos por un mismo origen y una misma cultura. Los primeros
estuvieron bajo la influencia de la cultura germánica y húngara (los croatas,
durante tres siglos), y mayoritariamente se pasaron al catolicismo, mientras
los segundos, ante la opresión turca, se aferraban a la religión ortodoxa
(herencia de la influencia bizantina sobre los eslavos del sur).
Los cuatro siglos de imposición turca han sido un pesado fardo
sobre los Balcanes. La bota otomana mantuvo a los Balcanes en una situación
de atraso en las ciudades y de postración en el campo, imponiendo hasta el
final la servidumbre a los campesinos, en beneficio, fundamentalmente, de los
beys (gobernadores) y los sepahi (los terratenientes). Los
tributos que les debían pagar a los beys eran más onerosos cuanto más
entraba en crisis el Imperio.
La táctica de dividir a los pueblos sometidos, creando tensiones
y ha-ciendo cómplices a una parte de ellos para dominarles mejor, fue
inteligentemente utilizada por los señores otomanos. ¡Ni siquiera en esto son
originales los imperialistas actuales de Estados Unidos o Alemania! Por una
parte, consiguieron la islamización de prácticamente todos los señores
feudales, y de una parte de la población eslava, de Bosnia-Herzegovina y de
Novi Bazar (situado entre Serbia y Montenegro), que fueron privilegiados con
respecto a los eslavos cristianos. Por otra, permitieron a los albaneses, que
se islamizaron mayoritariamente, colonizar el norte de Kosovo, hasta entonces
de predominio serbio, así como realizar frecuentes razzias contra
localidades eslavas, especialmente de Macedonia. Por último, impusieron a
todos los "no creyentes" (no musulmanes) la autoridad única del
patriarcado griego, fomentando a través de la Iglesia Ortodoxa Helénica la
helenización de territorios como Bulgaria. |