Guerra civil en Grecia

 

Grecia es el único país balcánico que se mantuvo en el capitalismo. Sin embargo, el capital estuvo a punto de perderla, y sólo fue con la intervención de tropas británicas y estadounidenses, con una dura represión y con la complicidad de Stalin como lo evitó.

En el verano de 1941 las tropas nazis ocupan el país. En el otoño, comienza la Resistencia, por parte de dos grupos: el ELAS (Ejército Nacional de Liberación) y el EDES (Ejército Griego Nacional Democrático). El ELAS aglutina a socialistas, republicanos y el EKK (Partido Comunista Griego); el EDES tiene un carácter conservador y anticomunista. Son los equivalentes al MLN yugoslavo y a los chetniks, y también lucharon entre sí.

En mayo de 1944 la existencia de dos Gobiernos griegos antifascistas refleja el doble poder. Por un lado está el Gobierno en el exilio, formado por monárquicos y liberales; por otro, el Comité Provisional de Liberación Nacional (PEEA), surgido del ELAS. La correlación de fuerzas, favorable a la izquierda, se puede ver en dos hechos. Primero, en que en el otoño el ELAS, por sí solo, ha liberado la mayor parte de Grecia. Segundo, en que ese mismo año la flota griega amarrada en Egipto (que se había integrado en el Ejército británico ante la ocupación nazi) se amotina exigiendo el reconocimiento del PEEA; este motín es brutalmente reprimido y 35 militares son condenados a muerte.

Si los dirigentes del EKK (principal partido del ELAS) hubieran tenido una política marxista consecuente, aprovechando su prestigio y desenmascarando a la monarquía (cómplice de la dictadura de Metaxas) y a las fuerzas burguesas, la reacción apenas habría tenido posibilidades de rehacerse. Sin embargo, en el otoño de 1944, "dos días después de la evacuación de Atenas por los alemanes, [los británicos] entraban en la capital sin que los comunistas (...) hubieran intentado aprovechar este plazo para adueñarse del poder"19. Desde entonces y hasta febrero, la guerra civil es un hecho. El Gobierno reconocido por el imperialismo intenta arrebatar el poder a los partisanos en todo el país, usando para ello a los militares colaboracionistas de los nazis. En febrero de 1945, la dirección partisana comete un grave error: el acuerdo de Varkiza. Un acuerdo de reparto del poder, por el que la voz cantante la lleva la burguesía; seis miembros de la izquierda se integran en un Gobierno de "unidad nacional".

Este acuerdo coincidía plenamente con los deseos de Stalin, que, en una entrevista con Churchill el 9 de octubre del 44, se había desentendido totalmente del "problema griego". Sin embargo, un sector del EKK se opone al acuerdo, porque se da cuenta de que supone reforzar el poder de la clase enemiga, y liquidar el control que tienen las masas a través de sus milicias; el VIII Congreso del EKK reconoció que fue "una capitulación ante los imperialistas ingleses y la reacción griega". Efectivamente, el nuevo Gobierno, juzgando imposible la desmovilización total de la guerrilla, pretende reducir el ELAS e integrarlo en el Ejército burgués como una brigada más. Esta provocación es aceptada por los dirigentes comunistas, pero luego tienen que dar marcha atrás. Paralelamente, grupos paramilitares monárquicos, al amparo de las tropas británicas, se dedican a una campaña sistemática de terror.

El 3 de diciembre la tensión entre los dos poderes (el Gobierno de coalición, donde participa la Resistencia, y el ELAS, que sigue controlando la mayor parte del país) estalla, con enfrentamientos en Atenas. Resurge la guerra civil, a la vez que se suceden las huelgas y manifestaciones. El 11 de enero de 1946 el ELAS tropieza en la misma piedra, decretando una tregua. El 31 de marzo, para ganar autoridad, el Gobierno burgués organiza elecciones, pero ningún partido de izquierdas participa, protestando así por la intimidación armada del Ejército británico y de los paramilitares a favor de los partidos derechistas. El 40% del electorado se abstiene. En mayo estallan insurrecciones en el norte. El EKK reorganiza la Resistencia, con el nombre de Ejército Democrático, en Macedonia y el Epiro. Desde entonces hasta 1948, los comunistas ganan continuamente posiciones, hasta llegar a pocos kilómetros de Atenas. El imperialismo británico, reflejando su debilidad tras la guerra mundial, se ve impotente de frenar el avance, y es sustituido por el imperialismo emergente: el estadounidense. Los americanos incluyen a Grecia en el Plan Marshall (como forma de aumentar el nivel de vida y reducir el apoyo a los comunistas), y refuerzan el Ejército burgués con envíos masivos de armas y asesores.

En octubre de 1949, el Ejército Democrático reconoce la derrota. Muchos factores llevan a ella, pero el decisivo fue el de la dirección. Las vacilaciones en los momentos decisivos se pagan caro. Los dirigentes estalinistas del EKK habían sido educados en ideas como que los burgueses británicos o americanos eran los "aliados democráticos" de la URSS, o como que era posible algún tipo de capitalismo que no fuera hostil a la Unión Soviética y que solucionara los problemas de las masas; su resistencia a entregar las armas fue producto de la presión desde abajo, así como de la constatación reiterada de que los partidos reaccionarios griegos y el imperialismo no podían convivir con unas masas comunistas animadas por el derrocamiento del capital en los países vecinos.

Por otra parte, Stalin no quiere llegar a un enfrentamiento con los imperialistas por Grecia, así que abandona a los partisanos griegos. "Rotas las negociaciones entre la Resistencia y el Gobierno monárquico, mientras los aviones ingleses ametrallaban a la población ateniense, el Gobierno soviético nombraba un embajador ante el Gobierno monárquico griego. Y en la Conferencia de Yalta (...) Stalin declaraba: ‘Tengo confianza en la política del gobierno británico en Grecia"20. Éste fue uno de los motivos de enfrentamiento entre Yugoslavia y la URSS. Obviamente, la mejor defensa del nuevo régimen yugoslavo era que todos los países de la zona balcánica rompieran con el capitalismo, y de hecho la Resistencia yugoslava fue, hasta la ruptura con Stalin por lo menos, el mejor aliado de los comunistas helénicos.

Tras la ruptura con Tito, los burócratas soviéticos se apresuraron a liquidar la guerrilla griega, donde había muchos simpatizantes de la Yugoslavia titista. Todos los sospechosos de titismo fueron apartados, se rechazó la ayuda militar yugoslava, y por último se purgó a Markos, el dirigente carismático. Su cese fue silenciado durante meses, y tuvo un efecto desmoralizador en las filas comunistas.